Las barreras entre productores y consumidores se están redefiniendo. Crecimos acaso en un mundo en donde estaba bien diferenciado que había grandes corporaciones que se dedicaban a la investigación y a la producción de bienes de consumo para que una audiencia basta y masiva los consumiera. Ese modelo no ha desaparecido, pero diversos fenómenos tienden a indicarnos que los tiempos están cambiando. También hay mucha innovación fuera de los laboratorios. Producción silenciosa talvez, pero dato relevante para pensar todo lo hay de nueva producción en el proceso consumo.
Tendía a creerse que el consumo era un proceso más bien pasivo. El consumidor compraba y usaba determinados productos dándole a los mismos un uso canónico para el dichos objetos habrían sido producidos.
En el marco de ese modelo de producción de bienes para consumo masivo existen grandes empresas que son las encargadas de investigar, desarrollar y probar nuevos productos.
Nadie dice que esto forma parte del pasado. No, por el contrario, continúa vigente pero con algunas alteraciones que dan cuenta de que otros fenómenos se están produciendo. Un campo en el que es posible observar algunas de estas nuevas tendencias -y donde es más evidente la crisis del modelo Grandes (pocos) productores -> Millones de consumidores- es el de la industria discográfica, como se desarrolló y expandió hasta los años '90. Acaso la industria discográfica deba prestar muchísima atención a estos cambios abiertos y en curso, es decir la tendencia "operativa" y productiva de los consumidores.
(Re) enróllelo usted mismo: Toda la innovación que hay allí afuera
En la segunda mitad de los años '80 llegaron unas series televisivas que cautivaban. "Brigada A" ("The A Team") o "Mc Giver" eran algunas de ellas. Parte de ese poder de deslumbramiento debe seguir activo, en tanto, canales televisivos continúan emitiéndolas en ciclos "de revisión" o "retrospectivos" o incluso se produjeron filmes cinematográficos en base a la trama de la serie.
"Brigada A" tenía en cada episodio un momento que a mí me resultaba memorable. En un cierto momento del relato el equipo de Los Magníficos se veía en aprietos tácticos y operativos: el enemigo era en apariencia mucho más poderoso que ellos, en número y en pertrechos.
Entonces, tenían que parar la pelota y repensar la táctica, para ello echaban mano a los elementos que tenían al alcance para construir armas caseras o algún dispositivo que les permitiera revertir la situación de desventaja frente a los malvados y acabar venciéndolos. Mc Giver tenía una estructura similar.
Los Magníficos hacían "hacking" en una de sus posibles definiciones: "romper", desarmar una cosa que existe para crear alguna nueva, o que desempeñe una función alternativa, total o parcialmente "nueva".
Una tendencia en ese sentido es la que parece estar en marcha. El pasado 9 de febrero el New York Times publicó una nota dedicada al tema: "Innovation Far Removed From the Lab", firmadas por Patricia Cohen (http://www.nytimes.com/2011/02/10/arts/10innovative.html?_r=1&partner=rss&emc=rss).
En la nota se destaca el caso de Daniel Reetz, que a partir de desechos y un par de cámaras digitales construyó un dispositivo para escanear libros rápidamente y sin dañar las costuras, a un costo de construcción bajísimo comparado con las alternativas comerciales.
Reetz publicó su desarrollo al modo "científico", es decir, citando sus fuentes y abriendo el desarrollo a la comunidad a través del sitio http://www.diybookscanner.org.
El artículo destaca la antigua creencia de que los (grandes) productores eran los que innovaban y no los consumidores.
Reetz, de 29 años ahora trabaja para el Laboratorio de investigación de Disney.
Según el artículo del NY Times citado, un grupo de investigación dirigido por el profesor Eric A. von Hipel, del Sloan School of Management del MIT ha realizado un extenso estudio de campo sobre este asunto en Inglaterra. El estudio sugiere que las divisiones tradicionales entre el trabajo de innovación y el proceso de consumo se están redefiniendo.
El estudio del grupo de von Hipel se puede encontrar, en inglés, en http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1683503.
Como también se señala en el artículo del mencionado diario neoyorquino, para el profesor de Administración de Negocios en el Harvard Business School, Carliss Y. Baldwin, lo que resulta sobresaliente de la investigación de von Hipel es la necesidad de repensar las leyes de patentes como también los incentivos gubernamentales para la investigación y la "apertura de códigos".
Algunas de las áreas donde desde siempre los consumidores fueron (re)creadores o realizaban mejoras en los productos fueron por ejemplo los pescadores deportivos, los ciclistas o los andinistas. Normalmente, existía un circuito de flujo inverso, en el que las mejoras y desarrollos de esos consumidores eran adoptados y perfeccionados por los fabricantes de equipos, por ejemplo de pesca o de ciclismo.
Pero sin dudas en una de las áreas donde estos fenómenos vienen observándose desde hace ya algunas décadas es en el dominio del software Libre, de Código Abierto o FOSS (Free Open Source Software). Una de las posibilidades de potenciar los desarrollos y las investigaciones a todos los niveles, fuera y dentro de los grandes centros de investigación, y facilitando el acceso a la investigación en países de la llamada "periferia" es la condición de Código Abierto.
La existencia de productos de código abierto, que no sean meras cajas negras, cuyos principios y detalles de funcionamiento sean accesibles es la condición básica que abre las puertas a que el producto pueda ser reutilizado, rediseñado, modificado o perfeccionado. Pero también abre una infinita posibilidad de que se produzcan muchos nuevos conocimientos.
La ola comenzó con el software, continuó con algun hardware, y de seguro alcanzará a muchos otros productos. Los cambios no son abruptos, pero vistos históricamente pequeñas aperturas terminan siendo grandes cosas. La tendencia está desarrollándose.
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